Hoy es una noche oportuna para volver a escribir. Siempre voy a recordar mi viaje como el viaje de mi vida, y cada detalle es fantástico. No dejo de pensar en los detalles vividos, en las caras, las voces, las miradas curiosas y los aromas nuevos...
Había en Barcelona un lugarcito especial: Volcán Dorado. Ahí el aroma era particularmente delicioso, el ambiente de oficina rápido, las bocatas en la vitrina de la heladera, la velocidad en la atención, y el café de la hojita hacían mis mañanas más felices... "Un café con leche desnatada para llevar, si us plau" y así me iba con mi compi Gemma a beber café en la planta 8 del edificio de Viriato 47, con vista a la Estació de Sants.
Miraba la montaña de Montjuic y hablaba de las costumbres argentinas con Laurita, MariCarmen, la loca de Montse con sus "ostias", Pato, y otras compañeras catalanas que tanto afecto me dieron durante mi estadía.
Ya pasó más de un año y todavía saboreo el café y los instantes...
Lo que hubiese dado por prolongar esos meses, por conocerlos a todos un poco más, por beber más café... pero guardo la alegría de haber vivido la experiencia.
Si alguna vez andan por Barna, no dejen de pasar por Volcán Dorado. Está medio escondido, pero está. Carrer Enric Borgés 4, Barcelona. Antes de tomarse el tren para ir a Tossa o Sitges, pasen por ahí y pidan un cafecito, o un carajillo si necesitan espabilarse y pasar el frío...
Mientras escribo estas letras me tomo un café colombiano que me trajo mi hermana directamente desde Colombia. Un Juan Valdés, para la envidia de los cafeteros.
Buena compañia para mi regreso a las letras.
Tengo otros dos blogs en los cuales podría hacer mi regreso, pero elijo éste, porque quedó a medio camino, y porque me ayuda a revivir una de las grandes experiencias de mi vida...
Espero ansiosa volver a sentrme en esas mesas para ordenar éso que ya saben, en compañía de ellas y quizá, por qué no, de alguien más...
Buenas noches y buenos días.
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